La determinación de los residuos resultantes del tratamiento se lleva a cabo mediante espectroscopía UV, una técnica sofisticada que nos permite analizar con precisión las concentraciones de compuestos presentes en una muestra a través de la absorción de luz ultravioleta. Estos residuos, que son el subproducto de las reacciones de suavización de carbonatos, culminan en la formación de hidroxi-hepatita, un compuesto que surge como consecuencia de estos procesos químicos y cuya presencia nos indica la eficacia del tratamiento en la reducción de la dureza del agua.
La medición de la cantidad de residuos en la muestra se realiza en partes por millón (ppm), y los rangos aceptables varían en función del tiempo de tratamiento. En el caso específico que nos ocupa, se establece que después de 30 minutos de tratamiento, el máximo permitido es de 60 ppm. Esta técnica de espectroscopía UV se revela como una herramienta inestimable en el monitoreo de los procesos de tratamiento de agua, ya que nos brinda una evaluación precisa de la eficiencia y la calidad del agua tratada.
Al emplear la espectroscopía UV para controlar los niveles de residuos, podemos ajustar y optimizar los procesos de tratamiento con el fin de garantizar la obtención de agua de alta calidad que cumpla con los estándares de seguridad y salud establecidos. Esto se traduce en una mejora significativa en la calidad del suministro de agua, contribuyendo así a la protección de la salud pública y al cumplimiento de las regulaciones medioambientales.